Con una voz que eriza la piel y una historia que toca el alma, Ricardo Becerra se perfila como una de las grandes promesas del vallenato moderno. Nacido en Valledupar, donde el acordeón es casi religión, Becerra creció entre parrandas, melodías tradicionales y letras profundas, sin imaginar que algún día él mismo sería protagonista de esas historias que tanto lo marcaron.
Desde niño, su carisma y su talento vocal lo convirtieron en el centro de atención en cada reunión familiar. Aunque su formación musical comenzó con el vallenato más puro, su trayectoria tomó forma en Bogotá, donde mientras cursaba estudios de Administración de Empresas, empezó a presentarse en eventos y escenarios, ganándose al público con su estilo fresco, auténtico y profundamente emotivo.
Canciones como “Tiene Miedo” y “Me Huele” marcaron su primera gran incursión en la escena musical, mostrando un vallenato moderno que respeta las raíces, pero que no teme renovarse. Sin embargo, cuando su carrera apenas despegaba, la vida le impuso una dura pausa: la pandemia y la pérdida de su padre lo obligaron a dejar los micrófonos para asumir responsabilidades familiares y atravesar un proceso personal de duelo y transformación.
Lejos de los escenarios, Becerra vivió momentos de incertidumbre, tristeza y renuncia. Pero en medio del dolor, encontró una nueva fuerza en la fe. “Dios me sostuvo cuando ya no tenía fuerzas”, ha dicho el cantante, quien reconoce que fue en ese punto de quiebre donde descubrió el verdadero propósito de su talento: no solo entretener, sino inspirar.
Ese renacer espiritual marcó su regreso a la música en 2024 con “Flow Bacano”, un tema vibrante, con toques urbanos, que rápidamente conectó con miles de oyentes en plataformas como YouTube y Spotify. El éxito de la canción confirmó que el público seguía ahí, esperando por él.
Ahora, en 2025, presenta “Todo para mí”, una propuesta más madura, donde el vallenato se fusiona con el pop latino y los ritmos urbanos, en una reflexión sobre lo verdaderamente esencial: vivir con propósito, buscar la paz, el amor sano y los momentos auténticos. Ya no canta para llenar vacíos ni para encajar en moldes. Canta desde la verdad, desde el orden que encontró en su espiritualidad y su crecimiento personal.
Ricardo Becerra es hoy mucho más que una voz prometedora: es un artista con propósito. Un hombre que ha sabido transformar el dolor en arte, las pruebas en canciones, y su historia en testimonio. Con raíces fuertes y alas abiertas, demuestra que la música con alma no necesita etiquetas para trascender.